El ser humano es un ente social por naturaleza. Así lo demuestran las redes sociales. Hoy día, nuestros niños, niñas y adolescentes se han convertido en los protagonistas de este fenómeno del siglo XXI. Ellos necesitan comunicarse, expresarse y ser escuchados; y cuando alguno de ellos es víctima de restricciones, rechazos o agresiones por parte de un igual en su entorno familiar o escolar, esto podría significar para muchos, convertirse en personas inseguras y deprimidas.
En la última década, en Venezuela, el acoso escolar es un fenómeno que se viene presentado en distintos ámbitos del sector educativo, en especial en grados de la secundaria o diversificado. En Europa y Latinoamérica, a este fenómeno se le conoce como bullying, que se traduce como maltrato físico y/o psicológico deliberado y continuado que recibe un niño, niña o adolescente por parte de otro u otros, que se comportan cruelmente con él o ella, con el objetivo de someterlo (a) y asustarlo (a), con vistas a obtener algún resultado favorable, o simplemente para satisfacer la necesidad de agredir o destruir, describe la psicóloga de la Unidad de Psicotrauma Valencia, Cilaura Vílchez.
Sus causas son múltiples y complejas, que conllevan ciertos factores de riesgo de violencia, como la exclusión social o de su entorno inmediato. Estas pueden ser personales, familiares y escolares. Aduce la especialista que la falta de respeto, la humillación, amenazas o la exclusión entre personal docente y estudiantes, llevan a un clima de violencia y situaciones de agresión. El colegio no debe limitarse sólo a enseñar, también debe funcionar como un ambiente generador de comportamientos sociales adecuado.
La profesional de salud mental comenta que en Venezuela, desgraciadamente, no existen suficientes entes e instituciones que se dediquen a brindar protección u orientación profesional a estos niños, niñas y jóvenes, que ayuden a mitigar los efectos de dichos factores, como modelos sociales positivos y solidarios, contextos de ocio o grupos de pertenencia constructivos, o adultos disponibles y atentos para ayudar.
(El Carabobeño, pp. A-7, 18/03 - Basyl Macías)
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