domingo, 27 de julio de 2008

Estudio sobre la violencia y el hostigamiento en las escuelas de Argentina

El 52% de los alumnos y alumnas reconoció haber hostigado a sus compañeros, es decir, insultar, ignorar, ridiculizar, rechazar, impedir que el otro participe, y el 17% admitió haber cometido “violencia propiamente dicha”, es decir, golpes, amenazas, robos, extorsiones, obligar por la fuerza a hacer algo contra la voluntad, amenazar con armas, de acuerdo con una investigación del Instituto Gino Germani de la Universida de Buenos Aires, con base en una encuesta realizada en 2006 a 4.971 alumnos de entre 15 y 19 años, de nivel socioeconómico medio y bajo, de 85 escuelas públicas en 21 provincias argentinas.
En tanto, del lado de los agredidos, más de la mitad de los consultados (el 53%) dijo haber sido víctima de hostigamiento y el 17% de violencia en sentido estricto.
La violencia “atraviesa en la actualidad a todos los sectores sociales”, resaltaron los investigadores y concluyeron que si el clima de una escuela es desfavorable la institución tiene menos recursos para impedir la violencia y, en cambio, un clima favorable ofrece a los chicos medios de resolución no violenta de los conflictos. “En el escenario más favorable -señala el estudio- el grupo más hostigado representa el 10% y se duplica en el adverso” y los alumnos agresores representan el 2% en el clima más favorable y trepan al 7 por ciento en el más desfavorable. “Existe un alto porcentaje de chicos que se manejan con un pensamiento prejuicioso que los puede llevar a la discriminación y a la hostilidad hacia grupos minoritarios, llámense extranjeros o judíos, y hacia todos aquellos que se perciben como diferentes, y por diferentes son atacados, desvalorizados, menospreciados”, alertó Ana Lía Kornblit, socióloga y coordinadora del estudio "Climas sociales escolares y manifestaciones de violencia", que se publicará en agosto.

Opinión. “Este nivel de violencia claramente es nuevo. Si antes sucedía era un episodio marginal, provocado por alguien con una patología. En la actualidad también es un hecho marginal, no masivo, pero los protagonistas son chicos que están integrados en su escolaridad. Y este es el fenómeno que tenemos que profundizar”, dijo Mara Brawer, coordinadora de Programas para la Construcción de Ciudadanía del Ministerio de Educación de la Nación, respecto de los últimos episodios de violencia de alumnos a docentes, difundidos a través de videos caseros y reproducidos por la televisión.
“También nos preocupa enormemente este fenómeno de la exhibición pública de los episodios. Cuando algo se muestra es porque no funcionó el pudor que ciertos hechos deberían generar”, señaló Brawer y reflexionó: “lo nuevo y preocupante es que cuando esa situación se muestra podemos pensar que no hay una valoración negativa del hecho. Entonces, ¿cuál es el valor de mostrarlo? ¿Se muestra porque es más importante salir en TV que portarse mal? ¿O porque no preocupa la sanción social?”. (Clarín, pp. 36 y 37, Liliana Moreno – 24/7)

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