A través de una investigación del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab) se determinó que las condiciones en las cuales se están criando los niños y niñas en las cárceles del país, es muy similar a la que se encuentra fuera de los penales, en vista de los escasos recursos para desarrollo personal y en medio de condiciones de violencia extrema, como la que se vive e la mayoría de los sectores populares del país..
Alrededor de 40 niños y niñas, menores de 3 años, en todo el país cohabitan e los centros penitenciarios con las mujeres privadas de libertad. Sus madres pagan una condena por lo general, no mayor a los 9 años de presidio, y en su mayoría están incursas en delitos relacionados con el tráfico de drogas y estupefacientes. Los padres, en un número significativo de la muestra, también se encuentran privados de libertad, razón por la cual los otros hijos e hijas pueden haber sido entregados a familiares cercanos, quienes asumen la educación de éstos.
De las conclusiones más importantes se desprende que “no existen políticas y programas especiales en los cuales estén insertas las madres privadas de libertad con sus hijos e hijas, Formalmente, no se les enseña a ser mejores madres, ni cuáles son los derechos de sus hijos e hijas o cómo garantizarlos. No son orientadas sobre como convivir con sus hijas e hijos y compartir el espacio con otras madres en situaciones conflictivas; menos aún como superar las condiciones de agresividad, desampara o frustración. Esto tiende a agravarse debido a las consabidas consecuencias del proceso de “prisionalización”.
(Tal Cual, pp. 19, 21/05 – Mariannella Durán P.)
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