La violencia escolar era vista, hace algunos años, como algo natural que formaba parte de la formación y adaptación de los niños, niñas y adolescentes a la vida posterior a la escuela. Hoy en día ha comenzado a tratarse como un problema social debido a la cantidad de casos, cada vez más graves, que se han presentado en el mundo entero.
Los niños, niñas y adolescentes que son agredidos persistentemente, ya sea con sobrenombres, muecas, empujones, pellizcos, burlas, mensajitos, entre muchas otras formas de acoso, experimentan una experiencia traumática que será recordada de por vida. Según el informe presentado por Cecodap a principios de este año El chalequeo: ¿diversión o discriminación? de casi 200 niños, niñas y adolescentes entrevistados, 43% dicen reaccionar mal cuando los chalequean y 37% lo visualiza como agresión y daño para otro.
Andrea Lechin, psicóloga clínico, refiere que “acosar es un delito que debe recibir una sanción” y decir que los niños, niñas y adolescentes utilizan la violencia física y verbal para acosar a otros porque no saben lo que hacen, es totalmente falso.
(El Carabobeño, pp. A-6, 26/05 – Daniela Martucci)
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