miércoles, 11 de enero de 2012

Estudiar es tarea ardua en los refugios


Al ser consultada sobre cómo afecta a niños, niñas y adolescentes vivir en refugios,  Mabel Mundó, socióloga y especialista en educación del Centro de Estudios del Desarrollo de la Universidad Central de Venezuela, señaló que cambios tan radicales afectan el rendimiento de los niños. Agrega que los estudiantes damnificados viven una situación de desarraigo, especialmente porque perdieron sus cosas, sus libros, su morral. "Un refugio no cuenta con las condiciones adecuadas para sentarse a estudiar o repasar una lección. El ambiente de los albergues no es el más apropiado para hacer tareas. Es muy difícil llevar una vida normal", agrega.
Aumenta el riesgo de violencia intrafamiliar. La condición de refugiado debería ser transitoria.  Cuando no es así, los riesgos aumentan, en especial para niños, niñas y adolescentes. "Se trata de familias que viven juntas no por decisión, sino porque un evento natural los obligó. El tiempo que conviven, así como las pocas posibilidades de cambio de ambiente incrementa los sucesos de violencia intrafamiliar y agresión", explicó Oscar Misle, director de Cecodap.
Para evitar ese escenario, el psicólogo refiere que lo ideal es garantizar el tratamiento socioemocional de los afectados de manera permanente y no únicamente al momento de la contingencia, y en ese proceso la educación es crucial. Sostuvo que las escuelas son los lugares más adecuados para obtener la atención que les permita cerrar la herida emocional y el trauma que genera la pérdida de vivienda. 
(El Nacional, pp. C-1, 11/01 – Ariana Guevara Gómez / Emily Avendaño)

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